Con 92 años a su espalda el modelo Phantom es uno de los vehículos más exclusivos del mercado. Ahora Rolls-Royce saca a la luz la octava generación, que mirando así por encima no parece muy distinta a su predecesor, pero nos sigue sorprendiendo.
En el frontal la parrilla típica de Rolls-Royce se integra por primera vez en la carrocería los grupos ópticos, cuyos haces dan una visibilidad de hasta 600 metros, se estilizan y la mítica efigie del Espíritu del Éxtasis aparece más erguida. En el lateral, se introducen unas líneas a la altura de los tornillos de las ruedas (de 22 pulgadas).
En el interior, como es costumbre se entra por unas puertas de apertura suicida, deja claro que siguen presentes las características habituales del Phantom: calidad y lujo. Es un modelo de cuatro plazas que, debido a sus generosas dimensiones, cuenta con mucho espacio, sobre todo en las traseras. Para el conductor, la principal novedad es un cuadro de instrumentos totalmente digital de 12,3 pulgadas, mientras que en la consola central llama la atención el panel corredizo que puede ocultar la pantalla.
Ahora cuenta con suspensión magnética autorregulable hace que parezca que se está viajando en una alfombra mágica, ya que los amortiguadores electrónicos analizan la situación y reaccionan de forma proactiva ante lo que está por venir en la carretera.
Y para acabar Rolls-Royce mantiene una mecánica V12, pero en esta nueva generación cubica 6,75 litros y pasa de la aspiración natural para pasarse al doble turbo, entregando 571 CV y 900 Nm de par con una transmisión automática ZF de ocho velocidades. Aún no se han desvelado datos de sus prestaciones, precios ni de consumo.
En el frontal la parrilla típica de Rolls-Royce se integra por primera vez en la carrocería los grupos ópticos, cuyos haces dan una visibilidad de hasta 600 metros, se estilizan y la mítica efigie del Espíritu del Éxtasis aparece más erguida. En el lateral, se introducen unas líneas a la altura de los tornillos de las ruedas (de 22 pulgadas).
En el interior, como es costumbre se entra por unas puertas de apertura suicida, deja claro que siguen presentes las características habituales del Phantom: calidad y lujo. Es un modelo de cuatro plazas que, debido a sus generosas dimensiones, cuenta con mucho espacio, sobre todo en las traseras. Para el conductor, la principal novedad es un cuadro de instrumentos totalmente digital de 12,3 pulgadas, mientras que en la consola central llama la atención el panel corredizo que puede ocultar la pantalla.
Ahora cuenta con suspensión magnética autorregulable hace que parezca que se está viajando en una alfombra mágica, ya que los amortiguadores electrónicos analizan la situación y reaccionan de forma proactiva ante lo que está por venir en la carretera.
Y para acabar Rolls-Royce mantiene una mecánica V12, pero en esta nueva generación cubica 6,75 litros y pasa de la aspiración natural para pasarse al doble turbo, entregando 571 CV y 900 Nm de par con una transmisión automática ZF de ocho velocidades. Aún no se han desvelado datos de sus prestaciones, precios ni de consumo.
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