Mercedes Benz EQC 400 4Matic 100% eléctrico, el lujo en silencio

Cada vez son menos los fabricantes de automóviles que aún no han lanzado al mercado un coche eléctrico. Y es que, aunque el volumen de ventas todavía sea muy bajo, tienen la necesidad de estar ahí, pues si no lo hacen parece que quedan atrasados respecto a la competencia. Esta semana hemos probado el Mercedes-Benz EQC, el primer coche eléctrico de Mercedes.

Vehículo eléctrico es sinónimo de modernidad, tecnología y avance, tres rasgos que no solo se perciben a través del apartado mecánico, sino también del estético. Mercedes-Benz ha sabido muy bien como jugar con esta baza y nos lo demuestra con el EQC, un vehículo que presenta rasgos comunes a sus demás hermanos de gama, pero con una personalidad muy marcada.

Lo primero a destacar es que el Mercedes-Benz EQC es un coche totalmente nuevo. Utiliza la plataforma del Mercedes GLC y se fabrica en Bremen junto a él, pero esto no significa que sea un GLC al que se le haya instalado unas baterías y un sistema propulsor eléctrico. Comparten el chasis y no mucho más.

Con esto, las dimensiones exteriores de este primer coche eléctrico de la marca de la estrella son 4.761 mm de longitud, 1.884 de anchura y 1.623 de altura; además de una batalla de 2.873 mm. El peso total del coche es de prácticamente 2,5 toneladas.
A nivel de diseño exterior, la compañía alemana ha querido que su primer coche eléctrico sea diferente al resto de modelos de la marca, pero sin llamar excesivamente la atención y, por supuesto, que sea claramente reconocible como un modelo de Mercedes-Benz. ¿Cómo lo han hecho?

El imponente frontal se encuentra gobernado por una parrilla negra y dos faros con forma de «C» capaces de arrojar grandes dosis de sofisticación. En el lateral, unas llantas de 21 pulgadas continúan haciendo gala de esa evolución gracias a su diseño, el cual se encarga de beneficiar la aerodinámica del conjunto.
Podríamos considerar la zaga del EQC como la zona más conservadora gracias a unos pilotos unidos por una franja de luces LED. La defensa ha sido rematada en plástico negro, con el objetivo de dar constancia de ese espíritu SUV que demuestra que no es incompatible con un vehículo eléctrico.

Mientras tanto, la retaguardia de este Mercedes-Benz EQC 400 ha recurrido a una firma luminosa propia de diseño horizontal, comunicándose con una fina banda que atraviesa todo el portón. No falta la estrella de la marca, que se utiliza como tirador para abrir el portón eléctrico, las inscripciones EQC 400 y 4Matic. En el lado opuesto, en la parte más alta, un ligero spoiler aporta un ligero toque dinámico a la zaga.
Si en el exterior sabemos que estamos ante un Mercedes, aunque encontremos rasgos distintivos; en el habitáculo, se copia la receta. El nuevo Mercedes EQC, a diferencia del GLC, sí ha tomado la doble pantalla corrida del salpicadero (de 10,25 pulgadas cada una), vista en otros productos de la compañía como el Clase A, el Clase E o el GLE. Por supuesto, el sistema multimedia inteligente Mercedes MBUX va de serie.

En general podemos encontrar buenos materiales en el habitáculo del eléctrico de Mercedes, siendo numerosas las zonas que se han recubierto con cuero. Sin embargo, también es sencillo apreciar ciertos plásticos duros y piezas con un ajuste endeble, algo que chirría en un coche que está rozando los 80.000 euros.

El espacio no es un problema en este Mercedes-Benz EQC. Ni qué decir tiene que dos ocupantes adultos viajarán de forma cómoda en las plazas delanteras, prácticamente sea cual sea su estatura. Los asientos cuentan con amplias regulaciones eléctricas, al igual que el volante, por lo que adoptar una posición de conducción adecuada es bastante sencillo. Citar también que hay un buen número de huecos para vaciar nuestros bolsillos y colocar alguna que otra botella de agua o lata de refresco.
En lo que respecta a la habitabilidad, tenemos que tener en cuenta que el EQC comparte plataforma con el GLC, por lo que las dimensiones son similares. Las plazas delanteras son cómodas y espaciosas, dos rasgos aplicables también a las posteriores, donde dos adultos entrarán cómodamente, aunque la central sigue siendo algo angosta y cuyo uso es recomendable en trayectos cortos.

Volvemos a salir del coche y nos vamos a su parte trasera. Utilizando la estrella de Mercedes se activa la apertura automática del portón, el cual deja lugar a un maletero de 500 litros de capacidad. El volumen es bueno, pero no es menos cierto que el espacio bajo el doble fondo no es del todo aprovechable, ya que ese lugar queda “reservado” para guardar los cables de carga. La altura entre el piso y la bandeja enrollable me ha parecido algo pequeña, aunque no he utilizado metro para medirlo exactamente y comparar con otros rivales.
Por el momento, el Mercedes-Benz EQC solo está disponible con una versión mecánica, el EQC 400, aunque no se descarta que aparezcan más variantes con diferentes rendimientos del motor o baterías de mayor o menor capacidad.

En cualquier caso, este EQC 400 que probamos tiene una batería de iones de litio 80 kWh. Está compuesta de 6 módulos independientes, pesa 652 kilos y va instalada bajo el piso del coche; con las convenientes protecciones para su seguridad en caso de accidente. En un Wallbox o estación de carga pública tarda alrededor de 11 horas en recargarse, mientras que en una estación de carga rápida (primero tendrás que ver que este disponible, no ocupada o fuera de servicio) puede obtener el 80 % de su carga en unos 40 minutos.





Mercedes declara que este modelo eléctrico es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 180 km/h, la cual probablemente esté limitada para preservar la durabilidad de todo el sistema y no reducir drásticamente la autonomía. Dependiendo del equipamiento, el Mercedes-Benz EQC 400 4Matic homologa una autonomía de entre 374 y 416 kilómetros, con un consumo combinado de entre 25 y 22,4 kWh/100 km.

Pese a esto y pese a los 406 CV y 760 Nm de par que declara el EQC 400 4Matic, rápidamente nos percatamos de un buen aislamiento acústico, que ayuda a que el ruido de rodadura o el aerodinámico no sea demasiado penetrante. Gracias a esto, su paso por el mundo urbano es suave y cómodo, aunque sus dimensiones más bien voluminosas puede que se conviertan en un inconveniente en determinadas circunstancias.

Sin embargo, es en la autopista donde el eléctrico alemán saca a relucir su mejor cara. No obstante, si no estamos aún acostumbrados a este tipo de mecánicas, será necesario cierto periodo de adaptación. Los frenos regenerativos presentan un tacto más esponjoso de lo habitual y la retención generada por el motor es mucho más notable que en un vehículo de combustión, aunque es cierto que esta se puede regular mediante las levas tras el volante y llegar a realizar lo que se denomina conducción con un solo pedal.

En carretera revirada es un coche que sorprende por una agilidad que, en primera instancia, no te esperas. Podremos realizar cambios de apoyo con gran precisión y las rectas se recorrerán en apenas segundos gracias a esa aceleración tan enérgica. También debemos destacar su bajo centro de gravedad, algo posible gracias a la situación de las baterías y que beneficia drásticamente su comportamiento dinámico, rasgo que se combina con una dirección comunicativa, pesada, pero poco precisa. En cuanto al equipo de frenos decir que es contundente para cualquier situación, aunque cuando realizamos una conducción más deportiva podemos experimentar cierta fatiga.


Sin duda alguna, lo peor de este coche es su consumo de energía y, por ende, la limitada autonomía. Hay que tener en cuenta que estos días hemos tenido unas condiciones meteorológicas favorecedoras. En pleno invierno (utilizando la calefacción) y realizando una conducción suave, dudo que alcancemos los 350 kilómetros por autopista con una sola recarga. Al final, ¿tiene sentido comprar un coche eléctrico tan grande y amplio si lo tenemos tan complicado para viajar con él?

En resumen, podemos decir que el Mercedes-Benz EQC 400 4Matic es un coche de gran calidad, muy confortable y con mucha potencia; pero lo cierto es que su uso queda limitado por la autonomía y las posibilidades de recarga. Dicho esto, cuesta encontrarle el sentido para un uso urbano (por su tamaño), y también para viajes (por autonomía).
Mercedes-Benz ha establecido un precio de partida para el EQC de 88.300 euros, una cifra algo elevada para una clase de vehículo que aún tiene ciertas limitaciones. Sin embargo, una vez extendidos los puntos de carga y establecida una mayor autonomía, el SUV eléctrico de la firma será una gran opción para aquellos que quieran realizar largas travesías con una comodidad pasmosa y con un precio de repostaje significativamente más bajo.

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