Prueba del Polestar 4 Sigle motor: El SUV Coupé que rompe moldes

Tras una semana al volante del nuevo Polestar 4, queda claro que este SUV coupé eléctrico no es simplemente una evolución dentro del catálogo de la marca escandinava, sino una auténtica declaración de intenciones. Con un diseño rompedor, tecnología que desafía lo convencional y una experiencia de conducción que combina dinamismo con refinamiento, el Polestar 4 se posiciona como uno de los eléctricos más interesantes del momento.

Lo primero que llama la atención es la ausencia total de luneta trasera. En su lugar, una cámara de alta definición proyecta la imagen en el retrovisor digital. Aunque al principio cuesta adaptarse, la transición es rápida y la visibilidad resulta sorprendentemente buena. El diseño es afilado, con una silueta baja y musculosa, llantas de hasta 22 pulgadas y una firma lumínica LED que refuerza su identidad futurista. Esta solución mejora tanto la aerodinámica como el espacio interior, aunque requiere un breve periodo de adaptación para el conductor.

El interior sorprende por su amplitud, no solo en las plazas delanteras, sino también en las traseras. En la segunda fila, el espacio es generoso a pesar de la caída del techo. Materiales reciclados como el vinilo 3D MicroTech o el tejido de PET reciclado conviven con acabados de alta gama, como los asientos con masaje, calefacción y ventilación. El sistema multimedia se gestiona desde una gran pantalla central, desde la cual también se controlan funciones como la dirección, los retrovisores o incluso la apertura de la guantera.

La versión probada fue la Single Motor, con tracción trasera y una potencia de 272 CV, más que suficiente para mover con soltura los más de 2.000 kg del vehículo. Ideal para una conducción relajada, esta configuración ofrece una experiencia suave y silenciosa. Durante la semana de prueba, recorrimos 600 km gracias a la batería de 100 kWh, con consumos reales entre 17 y 19 kWh/100 km, lo que se traduce en una autonomía efectiva de entre 500 y 530 km.

La versión Single Motor ofrece una experiencia más purista. La suspensión adaptativa filtra mejor las irregularidades del terreno y aporta una conducción más precisa. En cambio, la versión básica con suspensión pasiva puede resultar algo seca en carreteras secundarias.

Como cabría esperar de una marca con raíces en Volvo, el Polestar 4 viene equipado con una completa suite de asistentes a la conducción: frenado automático, control de crucero adaptativo, mantenimiento de carril, entre otros. Además, incorpora nueve airbags y más de 20 sensores para garantizar la seguridad activa y pasiva.

El Polestar 4 es un coche que no deja indiferente. Su diseño sin luneta trasera puede parecer una excentricidad, pero está respaldado por argumentos técnicos sólidos. La versión Dual Motor es la más equilibrada en términos de confort y prestaciones, mientras que la Single Motor ofrece una experiencia más tranquila, eficiente y racional.

Los precios parten desde 65.900 sin ayudas, y pueden alcanzar los 86.300 si se seleccionan todos los extras disponibles en el configurador.

Garaje 98

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